Medianeras

Hace unos días vi una película fantástica, una película argentina sin Ricardo Darín  que está buenísima, pero que tal vez por esa ausencia estuvo lejos de ser un suceso en tiempos de su estreno. Suele sucedernos con el cine nacional, tenemos ciertos referentes, ciertos nombres que operan como signos de calidad, de efectividad, y todo lo demás pareciera ser descartable. Esta mentalidad nos lleva a veces a perdernos de obras de arte que tocan nuestra fibra sensible como Medianeras.

Por distintos motivos, me sentí reflejada en muchas partes y en muchas otras vi reflejados también los rostros de mis amigos y conocidos. Es una historia de nuestra ciudad; bueno, en realidad son dos que forman parte de la misma historia:  la de los millones de soledades acompañadas de esta ciudad.

Martín, fóbico, encerrado en su mundo virtual.

Mariana, con la vida desordenada como el departamento al que acaba de regresar.

Dos vidas próximas que se cruzan sin verse en un semáforo, que se hablan en un negocio sin reconocerse y hasta con desconfianza. Porque Medianeras nos habla de la alienación que provoca la ciudad, de la desconexión de la hiperconexión; la vecindad desconocida, sin rostro ni nombre; el vivir apilados, cada cual en su caja de zapatos; el caminar por una ciudad con la mochila de la existencia a cuesta, chocando codos pero sin encontrar manos; viviendo en un enorme «Buscando a Wally».

Pero debo decir que además de la reflexión humana, de la psicología, del sentirse reflejado, la película tiene otras dos cosas que me impactaron. La primera son las reflexiones sobre la ciudad. Esas frases que siento tan mías, como si alguien me hubiera cruzado por la calle sin que lo vea, tal como sucede en la película, y hubiera podido leer mis pensamientos. Las reflexiones sobre el valor estético de nuestras construcciones, el dar la espalda al río, sobre lo que las premisas que erigen la ciudad generan en nosotros…

Lo que más me impresionó fue la fotografía… el poder que tiene de decir tanto con simples imágenes, con fotos.

Los primeros minutos me impactaron tanto que ya me valieron los siguientes 85; luego llegaron otros momentos de reflexión fotográfica, a veces al estilo de ese comienzo, a veces intercalados en el relato como escenas más estáticas. Muchas de ellas tienen que ver, o al menos las sentí similares, a mis propias fotos y reflexiones. Eso sí, si salir a sacar fotos por la ciudad es un remedio contra las fobias, estoy en el horno!!! Debo estar fóbica del todo!!

Medianeras es linda, entretenida, dulce, reflexiva, por momentos divertida; es una pelicula para seguir creyendo en el cine nacional sin íconos, en lo que nuestros cineastas menos conocidos pueden dar.

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