Reto de meditación de 21 días «Creando abundancia»

Cuarentena, día 137.

He aquí mi primera experiencia con las meditaciones de Deepak Chopra; el episodio me motiva a compartir mis reflexiones, que son varias y de diversa índole. Pero empecemos por el principio.

 

Capítulo 1. Todo queda entre vecinas

Hace unas semanas atrás, mi vecina de arriba me invitó a formar parte de un grupo de Whatsapp donde se proponían hacer un reto de meditación de 21 días de Deepak Chopra. La palabra «reto» y la palabra «meditación» no me parecían demasiado compatibles, pero entiendo que hay todo un movimiento de «espiritualidad express» que te proponen la receta mágica del éxito.

Por otro lado, hace años que mi vecina de abajo cada tanto me decía que estaba disponible un nuevo ciclo de meditaciones de Deepak Chopra en su página. En general, la vorágine de cosas hacía que nunca me dedicara a ello. No sé, quizás no era el tiempo y el tiempo era ahora, en la cuarentena, cuando no podemos poner de excusa que no tenemos tiempo.

Lo cierto es que me sumé al grupo, aunque con cierta reticencia. Soy de pensar que si no me hace bien, mal tampoco me va a hacer; en todo caso, no tengo que hacer nada que no quiera, y aunque no me satisfaga demasiado, todo es experiencia. Una cosa es cierta: en este período, necesitamos de la espiritualidad; y cualquier forma que nos aporte elementos para reforzarla son bienvenidos; así que ahí nomás acepté el «reto».

 

Capítulo 2. Algo me resulta extraño

Finalmente el grupo «21 días de meditación» apareció en mi chat. Todas agradecidas, muy buena onda, muchos stickers llenos de amor. Mi vecina de arriba era la encargada de reenviar las actividades, que constaban de una tarea para hacer y una meditación compartida mediante un link de Youtube. A diferencia de otros grupos, cuyas experiencias leí por internet, aquí nadie estaba obligado a compartir nada, nadie estaba obligado a mostrar si seguía o no la actividad, y nadie era expulsado si no «obedecía» públicamente las instrucciones, y eso es lo que me motivó a quedarme.

Desde el principio, las meditaciones me resultaban interesantes, pero las tareas parecían un poco extrañas. Algo me decía «esto no puede venir de Chopra», porque con todo su marketing, me parecía bastante desconectada (por no decir contradictoria) la tarea con el mensaje general de las meditaciones. Por ejemplo, en la tarea 1 había que armar la propia definición de abundancia y apreciar ese día la abundancia a nuestro alrededor. Pero ya en el día 2, la tarea era anotar todas nuestras deudas y gastos materiales sin más, y la del día 3, dibujar billetes y monedas con las cuales pagaríamos esas deudas… Con mis años de práctica religiosa (católica), y el diálogo que fui teniendo con otras religiones y creencias, aprendí que justamente la abundancia para la espiritualidad nace del desapego de lo material, sobre todo de lo estrictamente económico, y se desarrolla en la valoración de todo lo que tenemos. Así, estas tareas chocaban con mi concepción más profunda (y con los propios audios de las meditaciones) y arraigaban la pregunta de «si Chopra no hizo esto, ¿quién fue y para qué?»

Una de las hipótesis que yo sostenía era que los grupos buscaban aumentar los seguidores y las reproducciones de Youtube y monetarizar. De hecho, explorando la red, me encontré que todas las meditaciones del «reto» no estaban en un canal oficial del centro Chopra, sino que estaban en canales de fulanos anónimos que estaban lucrando con el trabajo de don Deepak (y con la candidez de los grupos de Whatsapp). Además, las reproducciones de Youtube tenían el problema de que cuando estabas buscando la calma, acompasando la respiración, te saltaban los adds y «te cortaban todo el mambo» como se decía en el grupo (este era casi el único tema en él, además de los stickers tiernos). Así que decidí que si quería escuchar en serio los mensajes y meditaciones sin bombardeo publicitario, debía puentear a sus publicadores y descargarlos como mp3, y así lo hice. De paso, me queda la satisfacción de no haber colaborado a que sumen reproducciones.

El día 5 me quedó claro que algún interés había cuando la tarea consistía en «armar tu propio grupo de meditación». Lo primero que sentí es «ok, voy por el día 5, estoy recién empezando y no sé a dónde me lleva este camino aún, ¿y tengo que meter a más gente en el berenjenal?» Algo olía a estafa piramidal, aunque como dije, nada vinculaba a Chopra más que su voz en los videos que no estaban alojados bajo su nombre. En todo caso, me propuse continuar el camino, y si me gustaba el resultado, decidiría luego si lo compartiría con otras personas bajo mis propias reglas y habiendo pasado la cosa a través de mi filtro. Si nadie puede obligarme a hacer algo que no quiero, menos pueden obligarme a involucrar a otros.

Desde entonces, focalizaba en las meditaciones, quería hacer la experiencia. Y cumplía la tarea, no sé, por cumplidora serial que soy, y seguía encontrándome con cosas delicadas. Por ejemplo, un día te hacía escribir 5 veces la misma frase, y esa era toda la actividad; pero los siguientes tres días, te mandaba a hacer un análisis profundo de la relación con tu madre. Digo, tema delicado si los hay por múltiples motivos. Para mí es un tema muy difícil, porque mi madre está muerta, pero sobre todo porque la relación con ella fue extremadamente dolorosa. Así que que me digan que conecte con ella mediante la meditación para conversar de nuestra relación fue un «no gracias» rotundo. Digo, ya logré estar en paz con ella así como estoy, no necesito invocarla en la meditación y menos en medio de una pandemia que nos pone a todos los pelos de punta. Una vez más, pensé que nunca sometería a otras personas de mi grupo a una tarea semejante.

 

Capítulo 3. Volver a las fuentes

En todo momento algo no me cerraba; con todas las críticas que se le puedan hacer a Deepak Chopra, no me parecía que una persona con su renombre y trayectoria necesitara estimular la formación de grupos para ganar plata a través de reproducciones de Youtube. Además, la psicología barata de las tareas, que por momentos ponía en riesgo la salud mental de quien las hacía, tampoco parecía provenir de alguien con un discurso tan sólido. Digo, ¿poner en riesgo su reputación por unas pocas reproducciones de Youtube? Así que me fui a la fuente, y entré a la página oficial del Centro Chopra.

Para mi sorpresa, encontré que estaba en marcha un ciclo de meditación de 21 días de forma gratuita. Claro, en este caso tiene más lógica. Te tiento con 21 días gratis de experiencia para que luego compres mis productos en la misma página. O no. Pero bueno, suena a una estrategia de ganancia más lógica que la de las reproducciones de Youtube.

Lo cierto es que los audios eran similares a los que yo escuchaba, pero lo que era radicalmente diferente eran las tareas. Aquí sí estaban en consonancia con el audio, y estimulaban el crecimiento espiritual, el autoconocimiento y la reflexión sin golpes bajos ni atentados a la salud mental. Empezó entonces mi tarea de rastrear en internet las tareas originales del reto de meditación creando abundancia: en algún lado debían estar.

En mi viaje de internauta encontré múltiples blogs que propiciaban hacer la experiencia con sus propias tareas y que estimulaban a formar grupos y a compartir los videos de Youtube (ahí estaban los que lucraban con Deepak Chopra y con nosotros). También encontré personas que, como yo, contaban su experiencia. Más o menos satisfechos, continuaron o abandonaron, todos expresaban las mismas dudas que tenía yo, algunos se indignaron y se fueron, otros rescataron lo que podían aprender y desecharon el resto. Finalmente, dí con las actividades originales; las detecté por la coherencia que tenían con los audios, con la estética de la página y con las que estaban en el nuevo reto de meditación. Y si me equivoco, me supieron engañar muy bien con un producto muy parecido al original, que conserva la coherencia con el resto del material, y que en todo caso sí estoy dispuesta a compartir con otros.

 

Capítulo 4. La receta mágica es la constancia

Debo decir, llegado a este punto, que el balance de la experiencia, pese a los vaivenes comentados, fue positivo. Los mensajes y las meditaciones me generaron bienestar, me ayudaron a reconectar con esa calma interior que todos necesitamos, y a reafirmar y ejercitar elementos de mi espiritualidad. También me reconforta ver que mi espíritu crítico, mi autonomía y mi capacidad para reflexionar sobre las cosas funcionan como un escudo protector interesante.

A partir de este ciclo de meditación, pude buscar y leer algunos libritos de Chopra (18 a 30 páginas en pdf) que me resultaron tan interesantes como las meditaciones. Sin embargo, entiendo a los que dicen que no se trata más que de un comerciante charlatán. Tanto en el reto de meditación como en los libros, presenta ideas espirituales profundas como si fueran una receta mágica fácil de alcanzar: «sólo basta con tu voluntad, con pedirlo con toda la intención, la abundancia está al alcance de tu mano». Dichos de esta forma, son eslogans publicitarios; todos buscamos la felicidad y la abundancia, pero puestos de esa manera, no hay diferencia entre comprarte las zapatillas de moda, el shampoo para el pelo sin frizz o el reto de meditación. En este sentido, creo que el gran éxito de Chopra ha sido saberse vender, pero en el camino ha tenido que transar con la sociedad de consumo, del zapping y de los resultados inmediatos, y esto banaliza su sabiduría. Proponer un «reto» de meditación forma parte de esto; siembra la idea de que con 21 días todo va a cambiar, cuando en realidad en 21 días (3 semanas, menos de un mes, nada!) el cultivo de la espiritualidad aún no terminó de empezar. Esto Chopra no te lo aclara, no lo dice en ningún lado; tristemente siento que no lo dice porque sería un sincericidio comercial: nadie quiere pagar por algo que te toma largo tiempo, gran esfuerzo y que no te garantiza resultados. Creo que el verdadero reto debería ser ganar la conciencia espiritual de que la verdadera abundancia, la serenidad ante las dificultades, se cultiva haciendo de la meditación y la práctica religiosa un hábito de vida; y que aún así, la cosa mejora pero nunca llegamos a alcanzar el ideal.

Si, hay sabiduría en el mensaje de Chopra; sólo hay que hacer una lectura profunda y meditada en serio. En mi caso, pude encontrar que los valores esenciales en los que se sustenta pueden encontrarse también en la Biblia y en mucha bibliografía cristiana. De hecho, la meditación es para mí una forma de oración, de conexión con Dios, y a partir de los mensajes de las meditaciones, vienen a mí pasajes de la Biblia con enseñanzas que he trabajado por años. Así, la meditación me permite resignificar la práctica, reforzarla, enriquecerla. Siempre podemos comprender algo más y fortalecer nuestra fe y nuestra espiritualidad.

Claramente no es un camino de 21 días; sino que lleva años. La espiritualidad verdadera es una forma de vida que te permite afrontar con calma y entereza las dificultades, y recurrir a criterios para seleccionar aquello que es trascendente de lo que no lo es. La espiritualidad se nutre de la constancia; en mi caso, de leer cada día la Biblia desde el corazón, reflexionarla; escuchar música inspiradora que me ayude a procesar los mensajes, y aceptar el «reto» de aprender de las demás religiones e incorporar sus riquezas a la propia trama de nuestra espiritualidad. En última instancia, somos pequeños pedacitos de Dios encarnados que venimos al mundo a aprender y a crecer; todos somos hombres mortales buscando encontrar el sentido de la existencia y las formas de alcanzar la trascendencia. Y en nuestro camino, es fundamental la unidad y la colaboración.

Estas son las ganancias del reto de meditación, esta es la abundancia que pude alcanzar: la conciencia, el crecimiento. Quizás en un futuro arme mi propio grupo para meditar en serio, para acompañarnos de verdad en la búsqueda espiritual; sin adds, ni tareas dañinas, ni suspicacias sobre monetarización de videos de youtube. Simplemente compartiendo los audios en mp3 y conversando juntos sobre los mensajes y sus aprendizajes.

Quizás la verdadera abundancia sea comprender que nuestra vida es un eterno camino de búsqueda, de comprensión, que como eterno que es, no tiene final: siempre podemos ir un poco más allá.

Un pensamiento en “Reto de meditación de 21 días «Creando abundancia»

  1. Hola, lo de realizar algo durante 21 días seguidos, es para crear un hábito y continuar convertido en una rutina. Normalmente ese es el tiempo (tres semanas) que nuestro cerebro tarda en acostumbrarse o necesita para adaptarse a una nueva situación que está experimentando (por ejemplo: personas sometidas a una operación de cirugía estética suelen tardar ese tiempo en acostumbrarse a su nuevo aspecto). Pienso exactamente como tú en cuanto a las tareas sospechosamente enfocadas en el dinero y lo de crear un nuevo grupo reenviando los vídeos, llegué aquí buscando las tareas originales. Si fuese posible me las podrías compartir por favor?

Deja un comentario