Buenos Aires 1910

En estos días que está tan en el candelero la cuestión del Bicentenario de la Revolución de Mayo quiero dejar por aquí una huella de algunas cosas que he estado investigando últimamente sobre la ciudad y que me parecieron super interesantes… He aquí una pequeña semblanza de lo que era el microcentro hace 100 años.

Resulta ser que tras la epidemia de fiebre amarilla hacia 1870, las clases medias y altas trasladaron sus lugares de residencia hacia la periferia, buscando lugares más salubres. Surgieron así algunos barrios como Palermo, Villa Devoto, Caballito, de la mano de los transportes que se extendían desde el centro hacia la periferia. Claro está que los barrios de las clases más ricas eran aquellos que se encontraban más cerca y mejor conectados con el centro. De hecho, las clases altas conservaron su relación con la plaza central y su dependencia de ella, a cuyo alrededor surgieron centros de sociabilidad centrados en ciertas calles que dieron vida a la ciudad.

La Avenida de Mayo, inaugurada en 1894, se convirtió en uno de los ejes principales de la vida social de la ciudad. Sus anchas veredas arboladas fueron acompañadas por la instalación de hoteles, teatros y cafés, y pese al estilo francés de sus edificios, fue ocupada masivamente por la colectividad española. En ella se abrieron lujosas confiterías, donde se efectuaban las reuniones y los debates políticos de la época. Los teatros, restaurantes, clubes y cafés (que pronto comenzaron a ser frecuentados también por los representantes más prósperos de la clase media) satisfacían los deseos de los ricos de tener lo mejor y más reciente de Europa. Fue, como se la denominó en la época, “la calle de los cafés”, donde se reunían los artistas después de sus funciones en los teatros de la avenida. Uno de los más antiguos fue el Café Tortoni, fundado en 1858, done se reunían personas como Carlos Gardel, Marcelo T. de Alvear, Alfredo Palacios, que fueron asiduos parroquianos. Un grupo de bohemios hombres de letras ocupó luego la bodega del subsuelo: Benito Quinquela Martín, Baldomero Fernández Moreno, Leopoldo Marechal, entre otros. El movimiento político, social y cultural en torno a la Avenida de Mayo se completó con la instalación de la redacción los principales diarios de la época: La Prensa, La Razón, El Argentino, El País, Crítica, y otros.

Junto con la Avenida de Mayo, la calle Florida concentró pronto parte de la vida social, más asociada a los acontecimientos políticos. Allí se inauguró la Galería Güemes, primer pasaje público cerrado de cien metros de largo y una de las primeras construcciones monumentales de la ciudad. Asimismo, el mejor hotel de la ciudad, el Plaza, se ubicaba en esta calle y contaba con los primeros ascensores a vapor de la ciudad. En Florida se localizó la sede social del Jockey Club, y las grandes tiendas Harrod’s, cerca de Plaza San Martín, y Gath y Chaves en el extremo opuesto de la calle. Estas tiendas introdujeron en Florida el comercio en gran escala y fueron las primeras que implantaron el sistema de vidrieras que salían al encuentro del cliente, ejemplo rápidamente imitado y que dio a la calle su definitiva fisonomía de gran salón de lujo. Como en una analogía con dichas tiendas, Florida era la vidriera de la sociedad: desde la media tarde hasta la hora del crepúsculo, una sección de la calle quedaba cerrada al tránsito de vehículos y allí las parejas paseaban mirando las vidrieras y saludando a los conocidos.

Pero la gran vía donde se plasmó y se construyó la famosa noche porteña fue la calle Corrientes, en un kilómetro y medio desde el Bajo cerca del río hasta la calle Callao. Allí se establecieron en pocos años el Luna Park, un sinnúmero de casas de baile, teatros, cafés, casas de comida y cabarets. Así como los cafés de la Avenida de Mayo reunían a los artistas y cómicos del espectáculo, los cafés de Corrientes reunían a los hombres del tango; destaca en este sentido el café Los Inmortales. En 1931, la finalización de la línea de subterráneo que unió Chacarita con Leandro N. Alem bajo la calle Corrientes, incrementó el desplazamiento de población hacia esta arteria y la convirtió en el gran centro de oferta de espectáculos.

(Extraído y adaptado de  BARSKY, Julián y BARSKY, Osvaldo. La Buenos Aires de Gardel. Buenos Aires, Sudamericana, 2008)

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