Invasión Salamone es una serie que fue emitida por la TDA en el año 2012. En los capítulos se combina el documental con la ficción: la historia sigue los pasos de Gonzalo, un creador de comic que recibe la propuesta de hacer una historia basada en las obras del arquitecto Francisco Salamone. Para ello deberá averiguar quién fue este arquitecto y conocer su obra.
Nadie permanece inmutable frente a una obra de Salamone; y de eso trata esta historia: de cómo la arquitectura puede influir en nuestras sensaciones y estados de ánimo, e incluso inspirar nuevas obras. De esta forma, las historias de Gonzalo y Salamone se irán entrecruzando y creando paralelismos.
Pero… ¿quién fue Francisco Salamone?
Se trata de un arquitecto nacido en Italia, que llegó a la Argentina de chiquito y que con el tiempo estudió arquitectura en nuestro país. Durante la década de 1930 aún se seguían construyendo edificios para las instituciones públicas, y la provincia de Buenos Aires lo contrató para que lleve a cabo los proyectos para algunos municipios. Muchos de los partidos del sur y oeste de la provincia eran territorios que habían sido incorporados por las campañas al desierto, y aún tenían sus cabeceras en construcción. La obra de Salamone se concentró fundamentalmente en palacios y delegaciones municipales, diseño de plazas, pórticos de cementerios, mataderos y algunos mercados.
El estilo predominante de sus edificios es art deco, con predominio de formas simples: lineas rectas, círculos. La mayor parte de sus edificios son simétricos, y se destacan por su tamaño monumental. En cierto sentido, desentonan frente a la pequeñez de las ciudades donde se ubican. Las municipalidades tienen enormes torres con un reloj que se elevan por sobre las casas de una planta que predominan. En cierta forma, estos enormes palacios municipales buscaban reforzar la presencia simbólica del Estado en el territorio, sobre todo en competencia con la iglesia, que era hasta entonces la torre más alta de muchos de los pueblos. Al lado de las municipalidades salamónicas, las iglesias parecen de miniatura.
Quizás por lo desproporcionado frente al entorno, o porque se lo asociaba con el gobernador Manuel Fresco y sus prácticas de fraude electoral, la obra de Salamone quedó en el olvido por muchos años. Hoy hay toda una corriente de revalorización de este patrimonio, que está llevando a la restauración de muchos edificios y al fomento de rutas que los enlazan.
Por la ruta de Salamone
Hace un tiempo hicimos parte de la ruta de Salamone en la provincia: Guaminí, Carhué, Saldungaray, González Chaves, Azul. No fue mucho, pero fue suficiente como para empezar, y nos quedamos con ganas de más.
Ya en un viaje a Tandil el micro entró a la localidad de Rauch, y cuando vimos asomar la torre de la municipalidad por sobre las casas nos prometimos salir a recorrer las ciudades con obras de este arquitecto. Por desconocimiento, se nos escapó Balcarce, donde estuvimos varias veces, y Tornquist.
El matadero de Guaminí es una metáfora de lo que lleva dentro: una alta torre con círculos que parecen cuchillas. Fue el primer edificio del arquitecto que vimos en nuestro viaje; lo reconocimos de inmediato a la entrada de la ciudad. Luego, la torre de la municipalidad apareció por sobre las casas. El edificio simula ser el puente de mando de un barco; me gusta imaginar que la proa mira tierra adentro y la popa se interna en la laguna. Fue allí donde vimos la primera plaza diseñada por Salamone, con sus bancos, luminarias, glorietas y la gran fuente.
Luego, Carhué; una municipalidad que es más pequeña de lo que Salamone soñó, y que tiene algunos elementos distintivos, como sus formas curvas. Salamone también diseñó el matadero que está a medio camino entre Epecuén y Carhué, famoso porque quedó bajo el agua durante la inundación que inició en 1985. Hoy se halla en ruinas en medio de un entorno que tiene algo de fantasmagórico. Finalmente, el cristo que señala el camino al cementerio de Carhué, que también quedó bajo el agua y al que los vecinos atribuyen la protección de la ciudad frente al agua.
Saldungaray es sede de un interesante centro de interpretación de la obra de Salamone. Allí nos atendió una señora muy entusiasta que nos contagió su pasión por el arquitecto. Una recorrida por el centro nos permitió ver la delegación municipal, el mobiliario de la plaza, el mercado. Luego, fuimos a la joya del lugar: el portal del cementerio. Un círculo de mayólicas azules donde resalta la cabeza de un Cristo doliente en medio de la cruz. Todo enmarcado en el paisaje de campos y sierras.
La torre de la municipalidad de González Chaves asoma sobre la ciudad y se ve desde la ruta 3, en un fenómeno que se repite en muchas ciudades donde intervino Salamone. Aquí hay también un mercado, y a través de los vidrios de la puerta pudimos tratar de ver un poco del interior de la municipalidad.
El recorrido finalizó en Azul, donde pudimos ver los distintos diseños de luminarias, bancos y macetones de la plaza. Llegamos al atardecer a una de las obras más impactantes de Salamone: el portal del cementerio, con la inmensa escultura del ángel que hiela la sangre de solo verlo. Aún no habíamos llegado pero nos estábamos acercando, y la punta de sus alas comenzó a sobresalir sobre las terrazas de las casas. Imponente, sobre todo por las sensaciones que transmite.
Cuando vi la serie, me transmitió muchas de esas sensaciones que habíamos vivido en nuestro viaje, y me dieron ganas de volver a la ruta. Nos queda aún Laprida, Coronel Pringles, Tornquist, Balcarce, Rauch, Pellegrini, Alberti… y tantos otros lugares donde este arquitecto dejó su huella. En algún momento, Dios mediante, cuando amaine la pandemia, podremos retomar nuestras aventuras. Mientras tanto, viajamos a través de los videos y nos ilusionamos con el mundo que pronto vamos a descubrir con nuestros propios ojos.