El ENCUENTRO que cambió mi vida (parte 3 de 5)

Un guasito Dibujo de los niños

Dibujos que me regalaron los niños de la Escuela «El Refugio» de Villa Frei

Aquí estoy de nuevo, fundamentalmente a pedido de Jessica, una de las amigas que hice en esos hermosos días, que esperaba ansiosa la nueva parte de esta saga que vivimos juntas. Jessica: tu amistad da luz a mi vida!! Te quiero mucho!!!

* 8 de Octubre de 1998. Día de la Solidaridad. Aquel día me levanté tempranito y nuevamente Gabriela ya se había ido; ser voluntario de servicio implicaba estar bastante antes que el resto de los peregrinos e irse bastante después… en algún momento le dije a Centu que me parecía que los chicos no disfrutaban del todo el encuentro, y que yo quería ayudarlos… y con su sabiduría y tranquilidad me dijo simplemente que era su forma de vivir el Encuentro. “¿No lo harías vos si el Encuentro fuera en Buenos Aires?” me preguntó, y yo le contesté que “Siiiii!!!! Y con todo gusto!!!!!”, y entonces me dijo que disfrutara y que dejara que ellos hicieran el servicio.

Lo cierto es que desayuné con Katty y mi “mamá” Gabriela un huevo frito mientras conversábamos. Camino a la plaza me encontré con Juancito y caminamos juntos. La misa la presidió Centu, y con su frescura habitual contó un cuento muy conmovedor sobre un hombre que amaba su poncho de lana, tejido por su madre, pero que un día, al ver a un hombre muerto de frío, se lo cedió y partió llorando sin que el hombre lo viera. Tiempo después, cuando terminaron sus días, lo primero que vio en el cielo fue a Jesús que lo esperaba usando su poncho amado. Este cuento inició formalmente el Día de la Solidaridad.

Antes de la misa nos habían repartido cartelitos de colores con un destino: el mío decía “Escuela El Refugio – Villa Frei”. Armamos los grupos y nos dirigimos cada uno a su lugar. En la escuela visitamos las aulas, los chicos eran amorosos y mostraban gran curiosidad por hablar con los argentinos, que éramos como “personajes raros” para ellos. Recibí hermosos dibujos de ellos, llenos de cariño; esos dibujos son verdaderos tesoros de amor para mí. Y como era la víspera del 12 de octubre, participamos del acto escolar. Aquel mediodía fue la primera vez que vi bailar cueca a cargo de los padres de aquel colegio. Luego almorzamos todos juntos en la escuela: sopaipillas (una especie de tortas fritas con zapallo que me parecieron deliciosas!) y porotos con rienda, es decir, guiso de porotos con tallarines

Comida comunitaria en la escuela

Por la tarde nos dedicamos a arreglar la plaza frente a la escuela. Algunos barrían, otros arreglaban los canteros y a otros nos tocó pintar. Personalmente, recibí un tarro de pintura naranja y una brocha y comencé a pintar los juegos del parque mientras charlaba con Cristian, un chileno que escribía poemas. Pero finalmente me apartaron porque estaba más pintada yo que el juego!!! La virgen de mi remera parecía bajo una lluvia de fuego y mis zapatos y jeans nuevos tenían hermosos lunares (mi mamá se enojó mucho cuando los vio). Y ni que hablar mis manos, cara y hasta el pelo!!! En ese momento comencé el contacto fluido con Jessica, quien no solo me ayudó a limpiarme sino que se ofreció a plastificar mi credencial que estaba ya toda ajada… la pobre tuvo que conseguirme cambio de $10.000 por un plastificado de $100… pero ese fue el inicio de una hermosa amistad.

Eduardo y la mejicana haciendo trabajo solidario

Al terminar salimos a pasear con Nancy, Silvina y Segundo, el “papá” de Silvina. Ellas eran las “coladas” de la legión porque en realidad eran de Quilmes y no del decanato Versalles… pero poco importó!!! Segundo nos llevó a conocer la plaza del centro de Peñaflor, la parroquia principal, el centro comercial. Nos llevó a comprar recuerdos y también a comer sandwiches de lomito. Como me había abrasado la cara al sol de los mediodías, compré un sombrero alón de paja con unas flores muy coloridas.

Luego nos fuimos en una liebre a la parroquia, y por el camino se subió Clara. Cada vez que nos encontrábamos con otro peregrino era una fiesta!!! En la plaza ya estaba armada la batucada, y fuimos con ella al nuevo encuentro de oración. Como el día anterior, la “banda argentina” se instaló al fondo. Fue algo super emotivo, que terminó en un abrazo simbólico, todos mezclados y tomados de las manos. Con Juancito nos fuimos al otro extremo del salón, y en cuanto se terminó el gesto, los chicos del sacra desplegaron un mega trapo violeta que decía “Mi Buenos Aires querido” y toda la alegría batuquera comenzó otra vez.

Hubo fiesta en la parroquia luego… y como Cristian me regaló un casette de canciones de amor que me puso muy incómoda, y ante ciertos problemas de los chicos con algunas chilenas que hacía que vinieran corriendo a abrazarnos diciendo “ella es mi polola”, decidí, previa deliberación con Valeria, pedirle a Tebi que fuera mi “pololo de mentira”. Un pololo es un “noviecito”, “amigovio”… ¿cómo definirlo? ¡Es un pololo! Lo cierto es que aquello fue el comienzo de una historia re linda y re loca.

La fiesta terminó y como era tarde, el padre Pedro nos repartió en la camioneta por nuestras casas. Creo que fue el broche de oro. Con la cabina repleta de peregrinos amuchados y la parte de atrás también, recorría las calles de Peñaflor a toda velocidad. Valeria iba sentada en la ventanilla, y a los gritos preguntaba a los de atrás donde vivían y guiando al padre. Pero no solo eran los gritos sino su contenido: “Boluda dónde vivís??? La puta que te parió Melisa, no puede ser que no te acuerdes como ir!!!!!!” En Chile un insulto… es un insulto!!! Y este lenguaje tan explícito hizo que el padre Pedro estallara de la risa. Todos llorando de la risa pasábamos de la Calle Los Rosales en la Villa Los Nogales (que no era otra que la continuación de la Calle Brasil en la Villa San Juan, donde vivía yo) a la Villa Los Rosales buscando la casa de Melisa. Es que al cambiar de Villa las calles cambian de nombre, como si aquí cambiaran en cada barrio… solo que cada villa tiene unas pocas manzanas de tamaño!!! Creo que el único que no rio y que se enojó fue Javier, que consideró que esos gritos eran muy desubicados.

Una vez más, tras cruzar palabras con “mamá” Gabriela y tomar una pequeña once, me desplomé en la cama y tuve sueños felices.

Ese fue el tercer día de aquel Encuentro que cambió mi vida.

Continuará…

* Para seguir recordando:

1. Como comenzó todo: el viaje y el día de la acogida
2. El día de la(s) buena(s) noticia(s)

4. El día del Reino
5. El día de la Vigilia y el viaje de regreso

Álbum de fotos

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2 pensamientos en “El ENCUENTRO que cambió mi vida (parte 3 de 5)

  1. Mi querida amiga!!! qué alegría me da tu comentario porque me encanta compartir las diferentes miradas que tuvimos del encuentro, a cada uno le tocaron vivir experiencias únicas y maravillosas que se entrecruzan, como en el caso del relato de la camioneta. Además, porque no recordaba bien el nombre del párroco de Nuestra Señora del Carmen… tenía idea que era Omar, aunque así se llama mi hermano postizo que también es cura… pero bueno, si decís que fue el Padre Pedro lo corrijo, ya que mi memoria es buena, aguda, precisa, detallista… pero hay aspectos que se me escapan y los nombres nunca fueron mi fuerte!!!
    Y al final… ¿consiguieron que los repartan junto con nosotros, o tuvieron que esperar el nuevo turno? ¿presenciaste los gritos desaforados de Valeria o no tuviste ese placer? Eramos tantos aquella noche que ya se me mezclan quienes estaban… solo recuerdo a Valeria, Melisa y Javier… tal vez Luciana y Juanito, pero el resto se me ponen dudosos… eran tantos… y han pasado ya casi 8 años!!!!
    Te mando un beso enorme y siempre es una alegría encontrarte en este blog, ver que te sentís identificada y que te gusta lo que comparto en él. También yo quisiera verte pronto!!! Dios mediante, pronto sucederá!!!
    TE QUIERO MUCHO AMIGA!!!

  2. mi niña cada dia me gusta mas lo que escribes del encuentro me acuerdo con cada palabra de esos dias tan lindos que vivimos pero tengo una pregunta ¿quien es el padre omar? yo del unico que me acuerdo que repartio a los peregrinos fue el apdre pedro . no se si sera el mismo dia pero me acuerdo que sali corriendo varias cuadras detras de la camioneta para que nos fuera a dejar junto alos peregrinos .
    cuidate mucho norita y me encanta lo que haces te quiero mucho y espero que nos podamos ver muy pronto. un berso muy grande tu amiga de chile que te re quiere Patty

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