Alas de tango

Hace un tiempo (largo en verdad), estábamos escuchando el disco «Orozco», de León Gieco con Julián, y él me dijo que este tema le gustaba mucho porque transmitía ese «no se qué» del tango… En ese momento le respondí que no le encontraba sentido.

Tal vez fuera porque él bailaba más tango que yo, o que mi escasa experiencia fueran los nefastos ensayos de teatro, donde mis compañeros además de muy obtusos y repulsivos, eran también demasiado pataduras, y en mi autosuficiencia habitual, terminaba yo guiándolos a ellos y no ellos a mí como debía ser.

Pasaron años, y hoy debo reconocer que escucho la canción y tiene nuevo sentido para mí. Porque ahora que estoy dando mis primeros pasos serios en esta danza, le encontré bruscamente el sentido al tango y a la canción. Y así como entendí la magia del folklore cuando bailábamos con Mauri y sentí los «encuentros» que se producen en las cuecas, al tango también le llegó su momento en mi vida.

La noche avanzaba y venía cada vez más relajada, en ese abrazo cerrado en el cual fui abandonándome a las marcas de mi compañero, a sentir sus pasos, su respiración… y a disfrutar de ese encuentro. (Él tuvo esa magia y habilidad como para ablandar la heladera que puedo ser… y se lo agradezco!!) Siempre recordaré esta canción porque fue en ese momento cuando sentí que todo el alrededor desaparecía, que solo existíamos él, yo, y la música que nos conectaba y nos envolvía. Sentí que flotaba… y cuando dejó de sonar el último acorde, nos quedamos mirándonos instantes… Creo que me sonrojé…

Fue nuestra última pieza en una noche siguió teniendo momentos especiales para nosotros, y que no olvidaré. Pero el de Alas de tango, de León Gieco, quedará retenido en mi memoria. Las sensaciones de ese momento dejaron una impronta especial en mi alma. Sensaciones que evoco, y que vuelven espontáneas, al cerrar los ojos y dejar que en mi mente suenen suavemente los versos de la canción…

Su frágil figurita iluminaba el salón
presencia de alas de tango alucinado y seductor,
si Scola la hubiera visto se la llevaba con él:
tan pálida, en su vestido negro, volaba de placer.

El tiempo no era tiempo en aquel lugar,
un solo gozo era ver las parejas bailar;
cada giro en mi cabeza fué una historia:
Buenos Aires, con su magia, se metió en mi memoria.

Aromas de la noche entraban por el ventanal,
reinaba el dos por cuatro en las inquietas miradas,
acariciaba el bailarín su linda espalda,
hacía girar sus pies al compás del alma.

Alas de tango llenaban de luna la penumbra,
y en un brindis de champagne la sala fué quedando a oscuras;
el día que se baile tango en las calles del amor,
cara a cara, ojos cerrados, corazón a corazón.

Cada giro en mi cabeza fué una historia:
Buenos Aires, con su magia, se metió en mi memoria.

5 pensamientos en “Alas de tango

  1. Jeje… veo las metáforas, si, tal vez alguien te entienda… probablemente la mayoría no. Pero ahí está la gracia: en que la metáfora guarde secretos, cosas lindas que entienden algunos y que forman parte de las cosas especiales que no es bueno ventilarlas al mundo, sino que se comparten con las personas que son especiales.

    Saludos y gracias!!

  2. Es increible el nivel de ablandamiento al que puede llegar uno A PARTIR del tango…

    Es como comenzar en ULTIMO TANGO EN PARIS… y llegar a TRON. (sí, estoy metafórico… dudo que alguien lo entienda… ¿o no…? ¬_¬ )

    Abrazo Grande!!! 🙂

  3. Qué sorpresa!! QUÉ GRATÍSIMA SORPRESA!!

    Soy muy dichosa de que mi compañero me haya podido ablandar… soy muy dichosa al haberlo encontrado y lograr esa paulatina entrega, casi diaria, y haber comenzado a ejercitarla a partir del baile.
    Y espero de corazón que lo haya disfrutado, porque para mí fue un momento hermoso… como cada día que lo encuentro… Igual creo que, como vos decís, para él también fue lindo, si no hubiera habido historia detrás…
    Soy reacia a dar nombres en el blog, como es público… pero estuve tentada a hacerlo. ¿Vos decís que le va a gustar que lo nombre aquí?

    Variando tu variación, te mando muchos besos!!

    Gracias por dejar nuevamente tu huella en mi espacio!!

    (estoy muy feliz de haberte conocido ;-))

  4. Que lindo ese sentimiento que te transmite el tango. Y dichoso del compañero que supo ablandar a la heladera (como decís vos). Seguramente él se dio cuenta de ese «ablandamiento» y paulatina entrega y debe haberlo disfrutado mucho.

    😉
    Un Beso!!! (sí, uno solo… para variar)

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